jueves, 5 de junio de 2008

equipos





LOS ANGELES LAKERS












BOSTON CELTICS








TORONTO RAPTORS











CLEVELAND CAVALIERS










SAN ANTONIO SPURS












PORTLAND TRAIL BLACERS









SEATLE SUPERSONICS











ORLANDO MAGIC












NEW JERSEY NETS











ATLANTA HANKS











PHOENIX SUNS













WASHINGTON WIZARDS






INDIANIANA PACERS



















MENPHIS GRIZZLIES











CHARLOTTE BOBCATS






GOLDEN STATE WARRIORS






NEW ORLEANS HORNETS




















MILWAUKEE BUCKS











-PHILADELPHIA SEVENTY SIXERS











DALLAS MAVERICS












MINNESOTA TIMBERWOLBES









DENVER NUGGETS












NEW YORK KNICKS










LOS ANGELES CLIPPERS










DETROIT PISTONS









MIAMI HEAT














UTAH JAZZ











CHICAGO BULLS


























domingo, 25 de mayo de 2008

grandes jugadores


















Michael ‘Air’ Jordan

















(Nueva York, 1963) Jugador de baloncesto estadounidense, uno de los mejores jugadores que ha tenido la NBA y el mejor anotador de la historia. Cuando Michael cumplió 13 años, su padre hizo construir una cancha de baloncesto en el terreno situado detrás de su casa, donde empezó a ser la admiración del barrio y de los vecinos que se juntaban las tardes de los fines de semana para jugar al baloncesto y hacer barbacoas.
Michael Jordan
En 1981 ingresó en el equipo de la Universidad de Carolina del Norte, y ya al año siguiente era elegido mejor jugador de la temporada. En el verano de 1984, cuando Michael ya era conocido en Estados Unidos con el apodo de "he can do it all" (puede hacerlo todo), formó parte de una de las mejores selecciones norteamericanas de baloncesto que, bajo la dirección del rígido Bobby Knight (entrenador de la Universidad de Indiana), se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984), tras batir en la final a la selección española. El quinteto estadounidense (Leon Wood, Michael Jordan, Sam Perkins, Wayman Tisdale y Patrick Ewing) arrasó a todos sus rivales, con lo que la aureola de Jordan comenzó a brillar en todo el mundo.
En 1984 fue fichado por los Chicago Bulls, equipo en el que permaneció a lo largo de toda su carrera deportiva y con el cual obtuvo seis campeonatos de la NBA. Máximo encestador en diez temporadas, obtuvo un promedio de 32 puntos por partido, récord absoluto de la NBA, y fue elegido mejor jugador en 1988, 1991, 1992, 1996 y 1998. Acudió a su segunda cita olímpica en Barcelona 92, pero esta vez como miembro del equipo profesional "Dream Team", con el que repitió el oro que ya consiguiera como universitario en Los Ángeles.




En octubre de 1993, tras el asesinato de su padre, abandonó la competición, pero regresó a la NBA en marzo de 1995 y se convirtió nuevamente en la estrella de los Chicago Bulls. Consiguió para su equipo un nuevo título en 1996. Cuando regresó, la NBA no le permitió usar el número 23, que había sido retirado de los Bulls. Poco después el supersticioso Jordan solicitó un favor especial y los responsables del torneo le permitieron jugar con el mítico número. Otra de las numerosas manías de este genial baloncestista es llevar debajo de la indumentaria de los Bulls prendas de la Universidad de Carolina del Norte, en cuyo equipo logró los primeros triunfos importantes.
Considerado el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, dentro de la cancha destacó por su rapidez, elegancia e inteligencia, y fuera de ella, por su sencillez y honestidad. A principios de 1999 anunció su definitiva retirada del deporte activo.




(Lansing, EE UU, 1959) Baloncestista estadounidense. En 1979, tras haber obtenido el título de la NCAA (la liga universitaria estadounidense) con el equipo de la Universidad de Michigan, fichó por Los Angeles Lakers, club en el que militó a lo largo de toda su carrera y con el cual obtuvo cinco campeonatos de la NBA (1980, 1982, 1985, 1987 y 1988). Considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, se caracterizó por su facilidad anotadora, su liderazgo dentro y fuera de la cancha y su capacidad para mejorar el juego del equipo gracias a su gran facilidad para el pase, categoría en la que encabezó las estadísticas de la liga durante buena parte de su carrera. Fue nombrado mejor jugador de la NBA en 1987, 1989 y 1990. En los Juegos Olímpicos de 1992, celebrados en Barcelona, fue miembro de la selección estadounidense que obtuvo la medalla de oro. Aquel mismo año causó una verdadera conmoción al manifestar públicamente que era portador del virus del sida y que, en consecuencia, abandonaba la práctica baloncesto. Regresó, no obstante, en 1994, año en que ejerció como entrenador de Los Angeles Lakers, para luego, en la siguiente temporada, volver a disputar varios partidos como jugador.


















Earvin ‘Magic’ Johnson
















(Lansing, EE UU, 1959) Baloncestista estadounidense. En 1979, tras haber obtenido el título de la NCAA (la liga universitaria estadounidense) con el equipo de la Universidad de Michigan, fichó por Los Angeles Lakers, club en el que militó a lo largo de toda su carrera y con el cual obtuvo cinco campeonatos de la NBA (1980, 1982, 1985, 1987 y 1988). Considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, se caracterizó por su facilidad anotadora, su liderazgo dentro y fuera de la cancha y su capacidad para mejorar el juego del equipo gracias a su gran facilidad para el pase, categoría en la que encabezó las estadísticas de la liga durante buena parte de su carrera. Fue nombrado mejor jugador de la NBA en 1987, 1989 y 1990. En los Juegos Olímpicos de 1992, celebrados en Barcelona, fue miembro de la selección estadounidense que obtuvo la medalla de oro. Aquel mismo año causó una verdadera conmoción al manifestar públicamente que era portador del virus del sida y que, en consecuencia, abandonaba la práctica baloncesto. Regresó, no obstante, en 1994, año en que ejerció como entrenador de Los Angeles Lakers, para luego, en la siguiente temporada, volver a disputar varios partidos como jugador.














LARRY BIRD













Durante sus 13 temporadas en los Boston Celtics, Larry Joe Bird personificaría el dominio, la consistencia y la excelencia en todas las facetas del juego - anotador, pasador, reboteador, defensor, jugador de equipo y líder para sus compañeros -. Bird se convertiría en el orgullo de los Celtics, además de ser el hombre clave para los momentos decisivos de los encuentros.Sería un alero trabajador que se crecía en los momentos importantes e inspiraba a sus compañeros de equipo, convirtiéndoles en mejores jugadores. Ninguna otra leyenda anterior llenaría el Boston Garden, haría vibrar a los aficionados y dominaría tanto el juego como él: cada vez que saltaba a la cancha se apreciaban sus deseos de ganar, sus deseos de dar siempre lo mejor de sí mismo.Nadie vio el baloncesto como lo hizo Larry Bird, con una exclusiva visión y un incomparable sentido del juego, utilizando al resto de jugadores como si fueran peones de un tablero de ajedrez. Su enorme talento, junto a una personalidad muy reservada le hicieron todavía más fascinante para todo el país, era el Mark Twain del baloncesto.Bird sería decisivo en la recuperación de la franquicia de Massachusetts, que estaba en una profunda crisis a finales de los años setenta. Con el jugador de Indiana como referencia principal, los Boston Celtics conquistarían tres títulos de campeón de la NBA (1981, 1984 y 1986) y diez de la División Atlántica.A sus triunfos colectivos, Bird sumaría multitud de galardones individuales: sería el tercer jugador - y el primer no pívot - capaz de conseguir tres MVP consecutivos (hazaña lograda únicamente por Bill Russell y Wilt Chamberlain), participaría en 12 ‘All-Star Games’, sería nombrado MVP de dos Finales y seleccionado para el Primer Equipo de la Liga en nueve ocasiones, todas ellas de una forma consecutiva (1980-88).Además de ser considerado el mejor alero de la historia, lideraría el apartado de porcentaje en los tiros libres de la competición durante cuatro temporadas. “Larry Bird ayudó a definir el camino a una generación de aficionados al baloncesto”, anunciaría el comisionado de la NBA, David Stern, cuando Bird se retiró en 1992.La leyenda de Bird, nacido el 7 de diciembre de 1956, se iniciaría en el diminuto pueblo de French Lick, incrustado en medio de las inmensas plantaciones de trigo de Indiana, donde su familia llevaba una vida espartana. Esta pequeña localidad contaba con una población de poco más de 2.000 habitantes, muchos de los cuales se desplazaban para ver los partidos del Spring Valley High School, en el que destacaba un rubio jugador con un tiro letal y una simpática sonrisa llamado Larry Bird.El rubio jugador ya comenzaría a demostrar en su etapa estudiantil su innato don para el baloncesto y en su última temporada en el Spring Valley sería capaz de lograr unos espectaculares promedios de 30 puntos y 17 rebotes por encuentro. Incluso en un choque anotaría 54 tantos y cogería 38 capturas. Sencillamente increíble.Pese a ello, Bird tendría serios problemas en su transición hacia la universidad. Se iniciaría como un Indiana Hoosier, pero pronto, sin llegar siquiera a jugar, abandonaría el conjunto que entrenaba Bobby Knight y se enrolaría, tras probar previamente con el Northwood Institute, en la Universidad de Indiana State, donde la presión no era tan intensa, con sólo unos 3.100 espectadores en cada encuentro.Pero con la llegada del joven Larry Bird, que en su primer año como Sycamore (sobrenombre de los jugadores de la Universidad de Indiana State) había conseguido unos excelentes 30 puntos y 10 rebotes de media, el número de espectadores se triplicó y la televisión comenzó a interesarse por esta pequeña universidad.Su trayectoria universitaria sería brillante, llevando a Indiana State a disputar - y perder - la final de la NCAA del año 1979 ante la Universidad de Michigan State, liderada por el sorprendente base Earvin ‘Magic’ Johnson, en la final universitaria más memorable de la historia.En esa temporada Bird sería elegido Mejor Jugador del Año y finalizaría su periplo académico como quinto mejor anotador universitario de Todos los Tiempos. A lo largo de sus tres años universitarios, Indiana State había logrado una excepcional marca de 81 victorias, frente a únicamente 13 derrotas (incluido un insuperable balance de 50-1 como conjunto local).Los Boston Celtics le habían seleccionado con el número 6 del ‘draft’ de 1978, con la esperanza de que Bird abandonara la universidad un año antes. Sin embargo, el alero no se incorporaría hasta la temporada 1979-80. En las dos anteriores campañas, el legendario conjunto había completado dos de las peores ‘regular season’ de su historia, con sólo 32 (1977-78) y 29 (1978-79) triunfos respectivamente, sus balances más negativos desde la lejana temporada 1949-50.Poco tardarían en compararle con otros grandes jugadores de la franquicia de Massachusetts, especialmente con el otro gran alero que le precedió, John Havlicek. Pero el joven Bird tenía claro que “no me importa con quién me comparen: sigo siendo Larry Bird y hago cualquier cosa para ganar”. Pronto demostraría que era un jugador al que no se le podía juzgar por su físico y que sus numerosas habilidades eran parte de un talento natural.“El día que cogí las maletas y marché a Boston estaba nervioso. Yo era un chico de pueblo y era un cambio muy grande: hice todo lo posible por encajar en los Celtics”, confesaría años más tarde Bird. El día de su debut el aforo se vendió en su totalidad, había una gran expectativa en el Boston Garden (se llegó a soltar una paloma en el momento que anunciaban su nombre), lo que “me daba un poco de miedo”.Con Bird en el equipo, el resurgimiento de los Celtics sería espectacular, mejorando de una temporada a otra en 32 victorias y conquistando, de nuevo, la División Atlántica. Jugando los 82 partidos, ‘El Pájaro’ lideraría a su equipo en anotación (21.3 p.p.), rebotes (10.4 p.p.), robos de balón (143) y minutos jugados (2.955). Además, sería segundo en asistencias (4.5 p.p.) y tiros de tres puntos (58).No obstante, Bird no estaba solo en un equipo repleto de talento, con el veterano pívot Dave Cowens y el jugador de tercer año Cedric Maxwell en las posiciones interiores y con Nate Archibald y Chris Ford ocupando los restantes dos puestos en el perímetro. No obstante, nadie dudaba de que la enorme transformación de los renovados Celtics venía de la mano de este tímido chico procedente de los campos de Indiana.Pese a que ‘Magic’ Johnson sería campeón de la Liga con Los Angeles Lakers, Larry Bird sería nombrado ‘Rookie’ del Año, escogido para el Primer Equipo de la Liga y participaría en el primero de sus ‘All-Star Games’. Los Celtics llegarían incluso a disputar la Final de la Conferencia Este a Philadelphia, toda una hazaña para un equipo que el año anterior había estado muy lejos de alcanzar los ‘play-offs’.Pero los títulos individuales apenas tenían sentido para Bird porque “el ‘Rookie del Año’ se lo podían haber dado perfectamente a ‘Magic’”. Únicamente le importaba seguir mejorando año a año con el objetivo de derrotar a Johnson y a los Lakers. “Jamás se fijaba en su estadística anotadora, sino en cómo hacer para que su equipo ganara el partido”, recordaría el base Nate Archibald.Sin lugar a dudas, Larry Bird y Earvin ‘Magic’ Johnson, uno de los Celtics y el otro de los Lakers, respectivamente, los dos mejores equipos de la historia, serían los dos grandes revitalizadores de la NBA a principios de la década de los ochenta, gracias a su rivalidad, la más fuerte y sana de la historia de la competición. Era el duelo perfecto entre amigos íntimos que intentaban superarse el uno al otro.“Siempre me fijaba en las cosas que hacía ‘Magic’ porque era un jugador especial y nunca había tenido tantas ganas de derrotar a alguien. Leía los periódicos para saber cómo había jugado. Superándole me convertía en mejor jugador, era mi forma de motivación”, manifestaría Bird sobre el base de los Lakers, mientras éste contestaba también con un elogio hacia ‘El Pájaro’: “Sabía que tenía que jugar al máximo nivel para mantener el escalafón con respecto a Larry”.Nunca había sucedido en ningún otro deporte que dos jugadores tan importantes llegaran al mismo tiempo a los dos equipos más importantes de la Liga, uno de Michigan (Johnson) y otro de un pequeño pueblo de Indiana (Bird). Era perfecto, el guión que cualquier director hubiera soñado.En esa mágica época, únicamente ‘Magic’ superaba a Bird como mejor pasador de la Liga, pese a ocupar la posición de alero o ala-pívot. Durante las dos primeras semanas de entrenamientos, algunos de sus compañeros incluso estaban llenos de moratones de los pelotazos recibidos al no estar preparados de sus inesperados pases.Su concentración y compostura, combinada con un excelente lanzamiento - en ocasiones practicaba el tiro de tres puntos con los ojos cerrados -, le hacía imparable. Las horas trabajando el lanzamiento durante juventud le habían reportado grandes dividendos en su etapa profesional. Los aficionados de Boston agotarían las localidades de su pista, el Boston Garden, en los últimos 541 partidos de Bird.“Los aficionados te exigen el máximo. Mucha gente en Boston trabajaba mucho para pagar una entrada y verme jugar, de manera que cuando venían al pabellón querían verme cómo me dejaba la piel y eso es lo que intentaba hacer”, repetiría Bird en más de una ocasión, antes de agregar que su filosofía “era ser tan competitivo como pudiera y, mis viturdes, la intensidad y las ganas de jugar”.Su desordenado pelo rubio, ojos cansados y su complexión de hombre de campo provocaban que se pensase en él realizando cualquier profesión menos la de jugador de baloncesto. No obstante, su amor por el deporte de la canasta era inagotable, tal y como recordaría su compañero Cedric Maxwell cuando decía que a Bird “no le importaba la moda, la ropa o los coches, sólo amaba este deporte”.La incorporación de dos nuevos jugadores, el pívot Robert Parish y el sexto hombre Kevin McHale, conjuntados con Larry Bird y los veteranos Maxwell y Nate Archibald, haría que los Boston Celtics conquistaran el título de campeón en la temporada 1980-81 - venciendo, en la Final, a los Houston Rockets en seis partidos -. Anteriormente, en la Final de Conferencia, el equipo de Massachusetts había tenido que sufrir muchísimo para remontar un 3-1 en contra ante los Philadelphia 76ers.Durante el último cuarto del primer partido de la Final ante Houston Larry Bird realizaría una jugada que el mítico ‘Red’ Auerbach calificaría como “el mejor tiro que he visto nunca hecho por un jugador”: el alero lanzó desde el perímetro, viendo en el mismo momento que soltó el balón que el tiro era malo. Entonces comenzó a correr antes de que el balón golpara en el aro con la intención de coger el rebote.La fortuna o el destino querría que el rebote fuera a parar a Bird quien, en el aire, cogió el balón con la mano derecha y en un movimiento lleno de velocidad, y antes de salirse el mismo de la propia cancha, realizó una magistral bandeja con su mano izquierda que enloqueció al Boston Garden. Los Celtics ganarían ese partido (98-95), el primero en su camino hacia el decimocuarto anillo.Como si de un guión se tratara, Bird había devuelto el título a Boston, encarnando todas las tradiciones del pasado y todas las cualidades de un Celtic: dominaba el arte del pase como Bob Cousy, tenía la intensidad de Dave Cowens (no dudaba en tirarse al suelo por un balón y eso envalentonaba a los espectadores), el instinto para el robo de John Havlicek y la capacidad psicológica de Bill Russell. Además, como buen Celtic, odiaba perder.El propio Russell confesaría que “una vez llamé a Bird y le dije que la forma como actuaba y se comportaba me hacía sentir orgulloso de ser un Celtic”. Pero por entonces los periodistas especializados coincidían en que “desde el primer momento Bird pareció un Celtic, no se le podía imaginar con la camiseta de los Lakers, no le quedaba bien”. Bird era, sencillamente, un jugador con instinto para este deporte.“Me gustaba que todos se sintieran implicados. Se juega como equipo, se gana como equipo y se pierde como equipo”, explicaría Bird como parte de su filosofía de juego, aunque tenía claro que él era un auténtico clutch player, el jugador que debía lanzar el tiro decisivo: “Tenía mucha confianza para hacer cualquier cosa para que mi equipo ganase. Si había que tirar un último tiro, lo hacía yo”.Las buenas actuaciones de Bird se repetirían las dos siguientes temporadas, en las que conseguiría el MVP del ‘All-Star Game’ de 1982, tras lograr 19 puntos, y sería seleccionado para el Segundo Equipo Defensivo de la Liga. Además, finalizaría segundo en la votación por el MVP de la temporada por detrás del pívot de Houston Moses Malone. Pese a ello, los Boston Celtics no volverían a disputar una Final hasta la campaña 1983-84, superados en los ‘play-offs’ siempre por los Sixers.Bird, que tenía la peculiaridad de secarse las palmas de las manos con las suelas de sus zapatillas, volvería a ser seleccionado para el Segundo Equipo Defensivo en las dos siguientes campañas (1982-83 y 1983-84). Aunque era un jugador relativamente lento y no era el mejor defensor en el uno contra uno, su anticipación y sentido de la pista le hacían ser un buen defensor de equipo.Además, sus manos eran literalmente una extensión de su mente, su talento y su tenacidad: no había nada que Bird no pudiera hacer con sus manos, unas manos rápidas que le permitían suplir su aparente lentitud corporal. Su compañero y amigo Danny Ainge se asombraba de la forma que ‘El Pájaro’ cogía el balón: “No sé si fue por crecer en Indiana o trabajar en una granja. Supongo que es algo con lo que se crece: grandes manos pero dedos torcidos. Era alucionante que pudiera coger el balón de esa forma”.Pero Larry Bird era un héroe de la clase trabajadora, una superestrella del esfuerzo y la constancia, con muchísimas horas trabajando en el gimnasio o en los entrenamientos (corría incluso por las filas de espectadores del Boston Garden). Sus rivales conocían el secreto de la estrella de los Celtics: “No podías relajarte porque sabías que Larry estaba trabajando. Cualquier cosa que no pudiera hacer estaría trabajando sobre ello”, expresaría con profunda admiración su amigo ‘Magic’ Johnson.“Larry era un genio del baloncesto que, bajo la apariencia de un campesino, escondía a un jugador extraordinario. Si te relajabas un segundo, te aplastaba”, advertía Julius Erving, al tiempo que su ex compañero Dave Cowens consideraba que Bird era “muy rápido de mente y con buenas manos para coger rebotes, conservar el balón y hacer buenos pases. Dominaba con maestría todos los aspectos del juego”.En este mismo sentido, el alero era reacio a ser considerado un héroe, dejaba que su juego hablara por sí solo en la cancha. Dejó un legado dinástico: él era Larry La Leyenda. No en vano, cuando llegó a Boston le llamaban ‘El Cateto de French Link’, a lo que él respondía: “Llegué como un cateto, pero me fui como una leyenda”.Como anécdota, el escolta George Gervin, de los San Antonio Spurs, explicaría que cuando visitaban la cancha de los Celtics, realizaban un ligero entrenamiento en el Boston Garden por la mañana y “siempre veíamos a Larry Bird correr por la parte alta del pabellón”. No dejaba de trabajar.Era el primero en llegar a los entrenamientos y el último en marcharse, quedándose hasta dos horas ensayando tiros. El nivel de compromiso de Bird por ser el mejor jugador era absolutamente increíble: no buscaba nunca excusas y sus compañeros tampoco lo podían hacer. Todos sus objetivos se centraban en un objetivo: la victoria.La aportación de Bird a lo largo de la temporada regular de 1983-84 y de los ‘play-offs’ - nombrado MVP de las Finales tras tener como promedio 27.4 puntos y 14 rebotes por partido - sería decisiva para el triunfo de su equipo ante Los Angeles Lakers en siete partidos. Era la primera ocasión en la que Larry Bird y ‘Magic’ Johnson se enfrentaban en una Final de la NBA. Durante esa misma temporada, conseguiría el primero de sus tres galardones consecutivos de MVP de la Liga.“Era la primera vez que ‘Magic’ y yo nos disputábamos una Final y era la oportunidad de tomarme la revancha”, comentaría un ansioso Bird, al tiempo que su compañero Cedric Maxwell aseguraba que “Bird, por su credibilidad, por su estrellado y por ser quién era, debía derrotar a ‘Magic’ Johnson en aquellas Series”.Tras caer derrotados por una humillante diferencia de 33 puntos en el tercer partido (2-1 a favor de Lakers), todo hacía indicar que ‘Magic’ iba a celebrar un nuevo título a costa de Bird. Éste, muy molesto por la derrota, criticaría con dureza a sus compañeros, acusándoles de ser buenos jugadores pero de no poseer el corazón que el equipo necesitaba.Las duras palabras de ‘El Pájaro’ cumplirían su cometido y envalentonarían a sus compañeros. Los Celtics aplicarían en el cuarto encuentro el juego físico, algo para lo que los Lakers no estaban preparados y les impactó: Larry Bird había sacado el hacha de guerra y no temía a nada ni a nadie (con un enfrentamiento verbal con Kareem Abdul-Jabbar incluido).El rostro desafiante de Bird irradiaba una ferocidad contagiosa, como quedaba demostrada en la pista. Esto uniría al equipo, especialmente en defensa. Los Lakers habían anotado con facilidad en los tres primeros enfrentamientos, pero a partir de ese momento cada canasta les iba a costar un mundo. Bird había sido capaz de meter a los Celtics en las Series.Pero pese al gran esfuerzo de Boston, Los Angeles Lakers todavía conservaban una ventaja de cinco puntos a menos de un minuto por jugarse de ese eléctrico cuarto partido. Un último esfuerzo permitiría a Celtics forzar primero la prórroga y más ganar imponerse en un ajustado final. “Era el líder de los Boston Celtics y era consciente de que mis compañeros lo sabían. Ellos buscaban una guía y fui lo que traté de aportarles”, manifestaría Bird a la conclusión del encuentro.A la conclusión de las Finales, M.L. Carr, compañero de Bird, expresaría con orgullo que “nadie hubiera podido batir a los Lakers ese año, nadie, pero el hecho de que creyéramos en nosotros mismos se produjo gracias al liderato de Larry Bird”. Fue entonces cuando el mítico Bill Russell le diría que se sentía orgulloso de ser un Celtic al ver como había conducido al equipo y como había jugado.Un año más tarde el duelo entre Celtics y Lakers se repetiría en la Final, lo que significaba un nuevo enfrentamiento entre los dos mejores jugadores del momentos, ‘Magic’ Johnson y Larry Bird. Los amigos se volvían a enfrentar, con el trofeo más preciado en juego. Nada podía ser más emocionante.La rivalidad entre estos dos conjuntos era tan profunda que, por ejemplo, en Los Angeles nadie quería oír hablar de Larry Bird. Pero los angelinos, con un equipo muy sólido, se harían con el triunfo en la primera ocasión en la que un equipo vencía a los Celtics con el factor cancha en contra. Diversas lesiones en el codo y dedos de la mano de Bird resultarían decisivas en la derrota de Boston en esa final.No obstante, el alero conservaba la clase incluso en esos duros momentos. Bird, que había promediado 28.7 puntos, 10.5 rebotes y 6.6 asistencias por partido, llegaría a anotar 60 puntos (mejor marca personal) en un encuentro ante los Atlanta Hawks disputado en New Orleans. Era una pequeña muestra de que Larry Bird fue el mejor tirador de su era: tenía un tremendo instinto asesino que le permitía saber en todo momento cómo destrozar a sus rivales, que no encontraban la forma de pararle.La ciudad de Boston vería con expectación como su equipo conseguía en la temporada 1985-86 el decimosexto título de su historia. Bird lideraría la competición en los apartados de tiros triples convertidos (82) y en el porcentaje de tiros libres (89.6 %). Además, se situaría en las primeras posiciones en otras cuatro facetas del juego – puntos (25.8 p.p.), rebotes (9.8 p.p.), robos (2.02 p.p.) y porcentaje en el tiro de tres puntos (42.3 %) -, lo que le proporcionaría su tercer MVP de la Liga.Los Celtics habían realizado una temporada casi perfecta, con 67 triunfos, la mejor marca del equipo desde la llegada de Bird y récord de la franquicia, incluyendo un espectacular 40-1 en el Boston Garden. En su camino hacia el título, el conjunto del estado de Massachusetts se desharía con comodidad de los Chicago Bulls (3-0), los Atlanta Hawks (4-1) y los Milwaukee Bucks (4-0).En la Final, ante los Houston Rockets de Hakeem Olajuwon y Ralph Sampson, Bird ofrecería su mejor juego, rozando la perfección con unos promedios de 24 puntos, 9.7 rebotes y 9.5 asistencias por partido y sería también nombrado MVP de las Series Finales. En el sexto y definitivo encuentro completaría su excelente actuación con un ‘triple-doble’: 29 puntos, 11 rebotes y 12 asistencias.Durante las dos siguientes ‘regular seasons’ sería el primer jugador de la historia en superar el 50 % en tiros de campo (52.5 %) y un 90 % en tiros libres (91 %) en la misma campaña (estos registros los superaría incluso una temporada más tarde). A ello, le sumaría más de nueve rebotes y seis asistencias de media. Sin embargo, Bird ya comenzaba por entonces a sufrir unos problemas crónicos en su espalda que acabarían siendo decisivos para forzar su retirada años más tarde.Bird lideraría a su equipo en una dramática Final de Conferencia ante los Detroit Pistons en 1987 para, posteriormente, ser derrotados, en su cuarta Final consecutiva, por Los Angeles Lakers (4-2). En la eliminatoria ante los Pistons se produciría uno de los robos más famosos de la historia de la competición: en el quinto partido, a falta de cinco segundos para la conclusión, Detroit dominaba el marcador por un punto y tenía la posesión del balón.Isiah Thomas, desde su propia cancha, se disponía a pasar el balón al pívot Bill Laimbeer. Pero Bird se adelantaría a esta acción con un rápido movimiento y asistiría a Dennis Johnson, quien anotaba la canasta de la victoria (108-107) con una suave bandeja. “La mente de Bird posee una imagen de toda la cancha”, comentaría su antiguo entrenador Bill Fitch. El alero de los Celtics completaría una excelente eliminatoria con un magistral séptimo encuentro: 37 puntos, nueve rebotes y nueve asistencias.Pero los Celtics, que no habían podido contar durante gran parte de la temporada regular con los lesionados Bill Walton y Scott Wedman, notarían el cansancio en los ‘play-offs’, sufriendo muchísimo tanto ante los Milwaukee Bucks como frente a los mencionados Detroit Pistons, ambas series resueltas ambas en siete encuentros. Todo ello les daba apenas opciones en su enfrentamiento con los más descansados Lakers.La Final ante Los Angeles de 1987, en la que el decisivo cuarto encuentro de la Serie se decidiría con un gancho en el último segundo de ‘Magic’ Johnson, sería la última de los legendarios Boston Celtics y ponía el broche de oro a una década de enfrentamientos (Bird-‘Magic’) que dividía al mundo del deporte entre el verde de los Celtics y el púrpura de los Lakers.“Cuando ambos equipos se enfrentaban, las ciudades se encendían y era como recibir al diablo. Nos decían ‘Esta no es la ciudad de ‘Magic’, es la de Larry Bird’”, rememoraría el base de los Lakers, que añadiría: “No podías dormir la noche antes de enfrentarte a los Celtics. Estabas muy nervioso. Jugabas en tu mente el partido antes de que el balón volase. Eso era baloncesto en su máxima expresión”. Poco después, ‘Magic’ Johnson confesaría que Bird era el único jugador al que tenía miedo.Era tal la sana rivalidad existente entre estos dos amigos que llegarían incluso a realizar un anuncio juntos, de la marca de zapatillas Converse en el que ‘Magic’ se atrevía a pisar el jardín de la casa de Bird para enfrentarse en un partido de uno contra uno. Eran los rivales perfectos. Uno, Bird, representaba la seriedad y sobriedad de Boston; el otro, Johnson, era el icono del glamour y la diversión de Los Angeles.Acusado de ser un jugador no muy rápido y no muy fuerte, todos los críticos y aficionados al baloncesto se acabarían rindiendo ante Larry Bird, un jugador capaz de hacerlo todo y hacerlo con una enorme calidad. Era todo un all-around player que anotaba, reboteaba, asistía, defendía… Su inferioridad física la suplía con inteligencia, intensidad y trabajo duro: nunca dejó de trabajar, desde French Link hasta Boston.No en vano, además de estar considerado el mejor alero de Todos los Tiempos, también lo está como el mejor jugador blanco de la historia de la Liga. “Era un jugador que no paraba de pensar: cuánto más pensaba, mejor jugador era. Era capaz de hacerlo todo, pero sin perder nunca el equilibrio”, expresaría su compañero Bill Walton.“Ha sido el jugador más listo que he visto nunca sobre una cancha”, reiteraría Walton, mientras Arnold ‘Red’ Auerbach, presidente de los Celtics, aglutinaba el sentimientos de los fans de Boston al asegurar que “los aficionados se daban cuenta de su capacidad de liderazgo, de su talento, de su lucha”.Bird, con 30 años de edad y nuevos problemas en su espalda, no conseguiría su cuarto título de campeón, pero le esperaban todavía momentos heroicos en una cancha de baloncesto. En la temporada 1987-88 sería el primer jugador de los Boston Celtics capaz de conseguir más de 40 puntos y 20 rebotes - 42 y 20 - en un mismo partido, frente a los Indiana Pacers.En esa campaña promediaría la mayor marca anotadora de su carrera deportiva, con 29.9 puntos de media por encuentro (a escasos cinco puntos de llegar a los 30). En el séptimo partido de las Semifinales de Conferencia ante los Atlanta Hawks, Bird protagonizaría un duelo anotador con el alero Dominique Wilkins.‘El Pájaro’ anotaría 20 puntos en el último cuarto, para un total de 34 (15 de 24 en tiros de campo), pese a sufrir una neumonía bronquial. Los Celtics superarían a los Hawks (118-116), para caer posteriormente con los emergentes Pistons. La también excepcional actuación de Wilkins (47 puntos) no tuvo recompensa para el conjunto del estado de Georgia.En una de sus últimas temporadas en activo como jugador profesional de baloncesto, la 1989-90, conseguiría la tercera mejor marca de tiros libres anotados de una forma consecutiva, con 71. Era una pequeña muestra más del perfeccionismo obsesivo que buscó Bird a lo largo de su extensa carrera, en la que sería idolatrado tanto por los aficionados de los Celtics como por los puristas del baloncesto (que todavía recuerdan con una sonrisa sus increíbles bandejas y sus tiros bombeados desde más de ocho metros).Un año más tarde se perdería 22 encuentros por dolores en la espalda, aunque tendría tiempo para enorgullecer un poco más a los aficionados de los Celtics en el quinto encuentro de la primera ronda de los ‘play-offs’. Frente a los Indiana Pacers se golpearía la cara en el segundo cuarto, lastimándose ostensiblemente el pómulo. Tras visitar el vestuario, retornaría a la cancha en el tercer periodo para ayudar a su equipo a la victoria por 124-121.Durante la temporada 1991-92, su última como profesional, Larry Bird brindaría a los aficionados al baloncesto una nueva lección. En un encuentro ante los Portland Trail Blazers anotaría 16 puntos en el último cuarto, incluido un triple que empataba el partido a falta de dos segundos. Tras la prórroga, los Celtics se acabarían imponiendo, mientras su estrella finalizaba el choque con el impresionante registro de 49 puntos, 14 rebotes, 12 asistencias y cuatro robos de balón.Su rival en ese encuentro pero también amigo Clyde Drexler explicaría tras la última exhibición de Bird que “siempre que tienes a Larry en la pista, todo puede pasar”. Pero el alero estrella de los Boston Celtics, que se había vuelto a perder gran parte de la temporada regular por sus problemas de espalda, anunciaba su retirada al final de la campaña 1991-92. Ese año, los propios problemas físicos habían limitado su presencia a únicamente 45 partidos, aunque con una media de 20.2 puntos.Las estadísticas del gran Larry Bird a lo largo de 13 temporadas y 897 partidos serían impresionantes: 21.791 puntos (24.3 p.p.), 8.974 rebotes (10 p.p.) y 5.695 asistencias (6.3 p.p.), además de 1.556 robos de balón, un 49.6 % en los lanzamientos de campo, un más que aceptable 37.6 % en los lanzamientos triples (ganó tres concursos de triples en el ‘All-Star Game’) y un 88.6 % en los tiros libres, quinta mejor marca de Todos los Tiempos (tras Mark Price, Rick Barry, Calvin Murphy y Scott Skiles).La tripleta que formó durante 12 temporadas con Robert Parish y Kevin McHale, conocida como ‘Los Tres Grandes’, es una de las más productivas de la historia de los Celtics: durante ese periodo ganaron nueve Divisiones Atlántica (una más Bird sin la presencia de los otros dos, en 1980) y cinco Conferencias Este, además de poseer un excelente balance de 690 victorias por 276 derrotas.Antes de su retirada definitiva sería integrante del brillante equipo olímpico de Estados Unidos - denominado ‘Dream Team’ - que conseguiría el oro en Barcelona’92 y aglutinaría millones de aficionados por todo el mundo. Tanto los aficionados de los Celtics como el resto de aficionados al mundo del baloncesto siempre recordarán que Bird llevó el deporte de la canasta más allá de los galardones que acumuló.Como era de esperar, su amigo ‘Magic’ Johnson estaría presente durante la ceremonia de retirada de la camiseta número 33 de ‘El Pajaro’. “Nunca habrá otro Larry Bird”, expresaría emocionado el carismático ex base de los Lakers, que se fundiría en un emotivo abrazo con su máximo rival en las canchas.“He dedicado mi vida al baloncesto y a jugar en los Boston Celtics”, aseguraría por su parte el propio Larry Bird, muy emocionado, que concluiría su discurso dirigido a los aficionados del equipo de Massachusetts casi con lágrimas en los ojos: “Sí, voy a echar de menos jugar para los Boston Celtics ya que me siento muy orgulloso de haber jugado para los Boston Celtics”.Poco después de su retirada, Bird pasaba a ejercer el cargo de asistente de los Boston Celtics, en calidad de ojeador de futuras estrellas de la Liga, aunque la mayor parte del tiempo lo pasaba jugando a golf en Florida o participando en producciones cinematográficas, como Space Jam, junto a su amigo Michael Jordan.En mayo de 1997, la ex estrella de los Celtics sería nombrado entrenador de los Indiana Pacers, franquicia a la que conduciría a disputar tres Finales de la Conferencia Este de manera consecutiva. Pese a no tener ninguna experiencia previa como entrenador, el presidente de los Pacers, Donnie Walsh, tendría claro que Bird era su hombre al comentar con franqueza que “él lidera a la gente, cuando habla crees en su palabra: tiene lo que tiene que tener para ser entrenador”.En su primera temporada como técnico jefe de Indiana, la 1997-98, sería nombrado Entrenador del Año, tras lograr 58 victorias durante la temporada regular y forzaría el séptimo encuentro a los Chicago Bulls de Michael Jordan (por entonces vigentes campeones y equipo que repetiría título) en la Final de la Conferencia Este.Asimismo, en su última campaña al frente de los Pacers, la 1999-2000, clasificaría a su equipo para disputar la primera Final de su historia, ante Los Angeles Lakers de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant, aunque la perdería en seis disputados encuentros. A lo largo de sus tres campañas como técnico jefe de Indiana acumularía 147 triunfos y únicamente 67 derrotas.Después de retirarse de los banquillos - aconsejado por los médicos, que poco antes le habían detectado un problema en el corazón - y de fracasar en su intento de introducirse en el accionariado de los Boston Celtics, Bird lucharía por ser uno de los principales inversores de la nueva franquicia de la NBA, que se inició en la ciudad de Charlotte (poco antes los Hornets se habían trasladado a New Orleans) a partir de la temporada 2004-05.Sin embargo, sería el empresario Frank Johnson quien se haría con los derechos del nuevo equipo, los denominados Charlotte Bobcats, a cambio de 300 millones de dólares. En la actualidad es el presidente de Operaciones de Baloncesto de los Indiana Pacers y una de sus primeras decisiones fue despedir al entrenador Isiah Thomas, uno de sus principales rivales a lo largo de su etapa como jugador.Larry Bird sería seleccionado para el Salón de la Fama en 1998.
Galardones más destacados de Larry Bird:- Campeón de la Liga (1981, 1984 y 1986).- MVP de la Liga (1984, 1985 y 1986).- MVP de las Finales (1984 y 1986).- Seleccionado para el Primer Equipo de la Liga (1980, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987 y 1988).- Seleccionado para el Segundo Equipo de la Liga (1990).- Seleccionado para Segundo Equipo Defensivo de la Liga (1982, 1983 y 1984).- ‘Rookie’ del Año (1980).- Seleccionado para el equipo de ‘Rookies’ (1980).- Participó en doce All-Star Games (1980, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987, 1988, 1990, 1991 y 1992).- MVP del All-Star Game (1982).- Oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992).- Entrenador del Año (1998).- Seleccionado para el Salón de la Fama (1998).










Kareem Abdul-Jabbar
























En el momento en que Kareem Abdul-Jabbar se retirara de la práctica activa del baloncesto, en la temporada 1988-89 a la edad de casi 42 años, ningún jugador de la NBA había anotado más puntos, taponado más tiros, ganado más premios al Jugador Más Valioso (MVP, Most Valuable Player), jugado más ‘All-Star Games’, disputado más temporadas o actuado como jugador más longevo.Kareem Abdul-Jabbar, para muchos el mejor jugador de baloncesto que jamás ha existido, nacería con el nombre de Ferdinand Lewis Alcindor Jr. en el Alto Manhattan, en la ciudad de Nueva York, dos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, el 16 de agosto de 1947.Tras una infancia marcada por el carácter estricto de su padre y por el excesivo proteccionismo de su madre, Alcindor tendría el primer contacto con el deporte de la canasta en el instituto neoyorquino Power Memorial, donde ya con una espectacular altura 2.12 m conseguiría un excelente récord de 95 victorias y únicamente seis derrotas (incluidos 71 triunfos de forma comsecutiva).Poco después, en 1965, se enrolaría en la prestigiosa universidad californiana de UCLA, cuyo equipo de baloncesto era entrenado por el mítico John Wooden, quien le mostraría el camino para “sacrificar el talento por la consecución de la meta marcada”, según confesaría el propio jugador años más tarde.“Fui a UCLA porque tenía un buen programa de baloncesto, aunque el hecho de que John (Wooden) hubiese llevado a esa universidad al título también influyó. Sabía que era una buena institución académica”, expresaría Abdul-Jabbar, aunque exponía un nuevo factor: “Quería estar fuera de Nueva York y lejos de la tutela de mis padres”.A las órdenes de Wooden, Alcindor, que tenía como gran ídolo de infancia al pívot de los Boston Celtics Bill Russell, sería nombrado mejor jugador de la competición dos años (1967 y 1969) y conquistaría el campeonato universitario (NCAA) tres temporadas consecutivas, de 1967 a 1969.Wooden reconocería el talento de su pupilo al asegurar que “sin Jabbar no hubiésemos podido ganar tres títulos universitarios”, además de admitir que “Kareem me enseñó muchas cosas más allá del baloncesto”. Abdul-Jabbar respondía con nuevos halagos hacia su mentor: “Tuve mucha suerte de haber sido dirigido por un entrenador como Wooden y haber presenciado su éxito: no estoy hablando de victorias o derrotas, sino de una forma de vivir”.De la misma forma, Abdul-Jabbar establecería un nuevo récord de anotación de la historia de la Universidad de UCLA, con 2.325 puntos (26.4 p.p.) - que representaba asimismo la sexta mejor marca de la historia del baloncesto universitario - y únicamente perdería dos de los 90 encuentros que disputó durante sus cuatro años académicos.Los Milwaukee Bucks disputaban su segunda campaña en la NBA cuando tendrían la oportunidad de elegir a Ferdinand Lewis Alcindor como primera opción en el ‘draft’ de 1969. El equipo del estado de Wisconsin, que en la campaña anterior únicamente había logrado 27 triunfos, saldría beneficiado ante los Phoenix Suns en el lanzamiento de una moneda que dio el número 1 del ‘draft’ (el equipo del estado de Arizona, con el número 2, escogería a Connie Hawkins).Era el momento para que un nuevo pívot dominara la Liga: los anteriores grandes ‘centers’ de la competición, Bill Russell, ya retirado, y Wilt Chamberlain, con casi 34 años y a un nivel muy diferente del de sus primeros años en la NBA, habían dejado un hueco vacante que sería ocupado por el nuevo ‘center’ de los Bucks.Su excelente primera campaña en la NBA le conduciría a conseguir el título de ‘Rookie’ del Año, siendo el segundo máximo anotador de la Liga (28.8 p.p.) y el tercero en el capítulo de rebotes (14.5 p.p.). Su equipo, los Milwaukee Bucks, había pasado de ser un conjunto secundario de la competición a convertirse en uno de los más atractivos y sorprendentes del campeonato, con 56 victorias.Pero la joven estrella tenía una mentalidad diferente a la del resto de sus compañeros, siendo demasiado solitario y tímido, similar al carácter de un artista. “América es individualismo. Yo no comparto ese ideario con muchas personas y por eso soy considerado como una amenaza, como alguien con el que tienes que tener cuidado”, comentaría en muchas ocasiones Kareem Abdul-Jabbar, cuya forma de comportarse creaba incluso malentendidos con sus propios compañeros.En la siguiente temporada, los Bucks conseguirían el fichaje de otra superestrella de la Liga: el base Oscar Robertson, que contaba por entonces con 31 años de edad. En las 66 victorias de la ‘regular season’ (temporada regular), mejor marca de la Liga, también tendría algo que ver la llegada de otro jugador con gran capacidad anotadora como Bobby Dandridge y los conocimientos del técnico Larry Costello.El tándem Alcindor-Robertson sería decisivo para que los Milwaukee Bucks, el equipo del estado de la cerveza (Wisconsin), se hicieran con el campeonato de 1970-71. Además, Ferdinand Lewis Alcindor sería nombrado, por primera vez en su carrera, MVP de la temporada, tras liderar la competición en puntos, con 31.7 por encuentro y ser cuarto en rebotes (16 p.p.).Después de unos excelentes ‘play-offs’ en los que derrotarían con claridad a los San Francisco Warriors (4-1) y a Los Angeles Lakers (4-1), los Bucks, ubicados entonces en la Conferencia Oeste, se debían enfrentar en la primera Final de su corta historia a los Baltimore Bullets, liderados por el poderoso pívot Wes Unseld y por el espectacular escolta Earl Monroe.Milwaukee, que contaba con otros jugadores destacados como Greg Smith, Lucius Allen o Jon McGlocklin, se impondría por un inapelable 4-0, en gran parte por las pequeñas lesiones de las estrellas de los Washington Bullets (los mencionados Wes Unseld y Earl Monroe y el base Gus Johnson).“Robertson me ayudó a mejorar mi juego, tanto ofensiva como defensivamente. Pero no sólo a mí sino también al resto del equipo”, diría Abdul-Jabbar para reconocer la importancia del base en el éxito de los Bucks. El pívot consideraba que el juego directo de su equipo era el idóneo porque “el baloncesto es un juego simple, en el que tampoco tienes que elaborar muchas estrategias y sólo hacer determinadas cosas”.Poco antes del inicio de la temporada 1971-72, Ferdinand Lewis Alcindor se convertiría del catolicismo al islamismo y adquiría el nombre de Kareem Abdul-Jabbar, que significa en árabe “noble y poderoso sirviente”, lo que producía todavía más contradicciones por su forma de ser y comportarse.Los éxitos continuarían en el conjunto de Milwaukee en las dos siguientes campañas, con un excepcional Abdul-Jabbar que lograría dos galardones más de Mejor Jugador de la Liga (1972 y 1974) y llegando a disputar una nueva Final, en 1974. Pero los Celtics, con el pívot Dave Cowens, que sabría minimizar el rendimiento de la estrella de los Bucks, se mostrarían ligeramente superiores en una apasionante serie que se resolvería en el séptimo y definitivo encuentro.Sin embargo, para el recuerdo de todos los aficionados al baloncesto quedaría el sexto encuentro de esa Final: después de que Milwaukee liderara con hasta 12 puntos el marcador en la primera mitad, John Havlicek forzaría la prórroga (86-86) en los segundos finales. En el primer tiempo extra, el propio ‘Hondo’ Havlicek volvería a ser protagonista al empatar nuevamente el partido a 90 tras capturar un rebote en un lanzamiento realizado por él mismo.Ya en los últimos segundos de la segunda prórroga, los Bucks pedirían un tiempo muerto e iderían una jugada de pizarra, pero no destinada para Abdul-Jabbar, sino para el rápido Jon McGlockin. No obstante, en el momento de ejecutar la jugada, éste no se encontraba desmarcado, al igual que el resto de sus compañeros, y Abdul-Jabbar se veía forzado a buscar una acción individual.Entonces, tras driblar a un rival, el ‘center’ lanzaría a la media vuelta uno de sus fabulosos sky hooks (gancho del cielo), que, pese a la oposición de Don Nelson y Dave Cowens, daba el triunfo a los Milwaukee Bucks (102-101) y forzaba el séptimo encuentro en una de las Series Finales más emocionantes de la historia.Kareem Abdul-Jabbar se quedaría como único líder de los Bucks en la siguiente campaña, con la retirada de Oscar Robertson a los 35 años. El resultado sería una mala temporada, al lograr únicamente 38 victorias. Poco después, el jugador musulmán solicitaba ser traspasado a una franquicia que tuviera más opciones al título: Los Angeles Lakers o los New York Knicks.El General Manager de los Milwaukee Bucks, Wayne Embry, cumpliría los deseos de su jugador estrella y Kareem Abdul-Jabbar sería traspasado el 16 de junio de 1975 al conjunto californiano de Los Angeles Lakers a cambio de cuatro jugadores: Junior Bridgeman, Dave Meyers, Elmore Smith y Brian Winters. La segunda dinastía de Abdul-Jabbar en la Liga estaba a punto de iniciarse y así lo pronosticaba el propio jugador al asegurar que “quiero ayudar en la reconstrucción de este equipo”.Pese a conseguir dos nuevos galardones de MVP en sus dos primeras campañas en los Lakers (1976 y 1977), igualando así el récord de Bill Russell con cinco, Abdul-Jabbar no lograba sacar de la mediocridad de resultados al conjunto entrenado por el legendario Jerry West, consiguiendo como mayor éxito disputar la Final de la Conferencia Oeste de 1977 ante los intratables Portland Trail Blazers, liderados por el pívot Bill Walton, y posteriores campeones ese mismo año.Además, en la campaña 1977-78 el ‘center’ de los Lakers se perdería los primeros 20 encuentros por una lesión en la mano producida en una pelea en un partido de la pretemporada con Kent Benson, ‘rookie’ de los Milwaukee Bucks. Era una muestra más del agrio carácter de Abdul-Jabbar, quien sería multado con 5.000 dólares por el entonces comisionado de la NBA, Larry O’Brien. Los Angeles, sin su gran estrella, perdían toda opción para meterse en los ‘play-offs’.Sería la adquisición, como número 1 del ‘draft’ de 1979, de un joven valor llamado Earvin ‘Magic’ Johnson, procedente de la Universidad de Michigan State, lo que acabó de elevar definitivamente el nivel competitivo de los Lakers de Abdul-Jabbar, que volvían a optar con fuerza al título.La llegada de ‘Magic’ Johnson, un revolucionario base de más de dos metros de altura (2.06 m), marcaría el inicio de una década gloriosa en la que el conjunto californiano, consiguiendo cinco campeonatos de la NBA, cuatro de ellos dirigidos desde el banquillo por el metódico técnico Pat Riley - uno de los diez mejores entrenadores de Todos los Tiempos -.Debido a la gran atención que generaba la nueva estrella de los Lakers, Kareem dejó de ser el centro de las miradas (ahorrándose unas 20 entrevistas al día) y se convirtió en un jugador diferente. “La presencia de ‘Magic’ en el equipo supuso un auténtico descanso para mí porque era un jugador carismático que nunca tenía un no como respuesta. Yo era un hombre muy tímido”.Con un eléctrico y letal contraataque conducido por el peculiar base, se llegaría a la era conocida como el showtime, en la que un rejuvenecido Kareem Abdul-Jabbar lograría su sexto MVP (1980) y los Lakers ganarían nueve títulos de la División Pacífica en los últimos diez años de su carrera deportiva.“Fue un momento divertido - indicaría el ‘center’ sobre esa época dorada -, creo que nuestra aportación fue un juego sólido, con elementos necesarios de entusiasmo y compromiso, además de algo de pragmatismo”.En la Final de 1980, frente a los Philadelphia 76ers, Abdul-Jabbar, tras anotar 40 puntos en el quinto encuentro de la serie, se lesionaría y era baja segura para el sexto choque. Sin embargo, la actuación del base novato ‘Magic’ Johnson entraría en los anales de la historia de la NBA: jugando como pívot lograría 42 puntos, 15 rebotes y siete asistencias. Era el primer título de la franquicia angelina desde la llegada al equipo de Kareem Abdul-Jabbar cinco años atrás.Los hombres de Riley buscaban siempre el contragolpe, pero cada vez que debían jugar en estático, fundamentaban su ataque en Abdul-Jabbar, que poseía en su gancho “el arma más potente”, como aseguraban sus compañeros. “Me gusta jugar bien y ser importante para el equipo en el que juego. Jugar y ganar en baloncesto es más importante que romper cualquier estadística individual”, respondía la estrella.El pívot musulmán sería, sin duda, uno de los primeros all-around players de la historia de la competición, capaz de hacerlo todo bien. No en vano también había sido capaz de liderar la competición en rebotes en una ocasión (en 1976, con 16.9 por encuentro) y en tapones en un total de cuatro (1975, 1976, 1979 y 1980).En sus años de jugador de baloncesto, Kareem Abdul-Jabbar había sido capaz de cambiar el juego, llegando a modificar los principales mandamientos de este deporte gracias a una enorme agilidad y versatilidad, nunca vistos antes en la posición de ‘center’. Hasta su llegada, ningún pívot era capaz de anotar desde más de tres o cuatro metros y su lanzamiento, el sky hook, era imposible de ser taponado, convirtiéndose, sin duda, en el arma más letal de Todos los Tiempos.Kareem Abdul-Jabbar continuaría promediando unas cifras más que aceptables en sus últimos años como profesional, con al menos 20 puntos de media durante seis campañas consecutivas (de 1981 a 1986) y jugando una media de 35 minutos por partido a una edad en la que la mayoría de jugadores ya se habían retirado.“Me divertía jugar con jugadores mucho más jóvenes, aunque al principio me hizo sentir como un fósil, y ganar me había devuelto la sonrisa”, comentaría un satisfecho Kareem Abdul-Jabbar. “Es el jugador más bello de todos los deportes”, diría su compañero y amigo ‘Magic’ Johnson, que explicaría que el pívot era capaz de anotar 40 puntos los días que estaba deprimido.De la misma forma, en sus últimas campañas, el programa de entrenamientos llegaría a ser más importante que nunca: practicaría yoga y artes marciales para mantener sus brazos y piernas ágiles y rápidas, mientras que meditaba antes de los partidos para reducir el fuerte estrés.El 5 de abril de 1984, Abdul-Jabbar conseguiría llegar, en un partido disputado en el campus de la Universidad de Nevada-Las Vegas ante los Utah Jazz, al clímax de su carrera: tras una asistencia de ‘Magic’ Johnson, el veterano pívot anotaría con su clásico sky hook después de engañar con un movimiento magistral al poderoso y gigantón pívot Mark Eaton, de 2.24 m. Esta canasta significaba el punto 31.420 de su carrera, lo que le permitía superar en uno a Wilt Chamberlain como máximo anotador de la historia de la NBA.“Aprendí a jugar contra cualquier tipo de obstáculo. Basé mi juego en el conocimiento de los fundamentos básicos de este deporte”, indicaría Abdul-Jabbar como breve resumen a su extensa carrera, al tiempo que añadía como parte de su secreto: “Entreno mucho. Hago yoga, que combino con pesas o natación”.La Serie Final ante los Boston Celtics de la temporada 1984-85 sería la más satisfactoria de la carrera de Kareem Abdul-Jabbar. A la edad de 38 años, todas las miradas estaban centradas en él. Durante el primer partido, el poderoso pívot de los Celtics Robert Parish sólo le permitiría anotar 12 puntos y capturar tres rebotes para una humillante derrota del conjunto californiano (148-114).“Kareem estuvo mal, él lo sabía”, explicaría su entrenador, Pat Riley, que añadiría: “Le dije francamente que no jugó suficientemente duro. Les dijo lo mismo a sus compañeros y les aseguró que no se volvería a repetir”. Abdul-Jabbar se sentía herido en su orgullo y llegaría incluso a pedir disculpas a sus compañeros.A lo largo de los dos siguientes días Abdul-Jabbar estaría observando en diversas ocasiones el vídeo del partido y se entrenaría duramente. En el segundo partido, el veterano jugador anotaría 30 puntos, capturaría 17 rebotes, daría siete asistencias y bloquearía tres lanzamientos en la victoria de su equipo: 109-102.El equipo de Los Angeles se haría con el campeonato en seis encuentros, venciendo el último partido en el Boston Garden (100-111) con 29 puntos de Abdul-Jabbar y alejando así los fantasmas de esa mítica cancha. No en vano, los Lakers habían perdido las últimas ocho Finales frente a los Celtics. “Toda la historia, todos nuestros gafes desaparecían en ese momento”, diría exultante.Abdul-Jabbar promediaría unos espectaculares 30.2 puntos, 11.3 rebotes, 6.5 asistencias y 2 tapones a lo largo de las series para ser nombrado MVP de las Finales, siendo el jugador con mayor edad que lograba ese galardón. En 1971, durante su etapa con los Bucks de Milwaukee, ya había conseguido este mismo premio, sin todavía haber cumplido los 24 años.Estéticamente, además de una brillante cabeza afeitada y de una extrema delgadez, sobresalían unas peculiares gafas goggles para proteger sus ojos, cansado de ser golpeado continuamente por sus adversarios en los ojos y de sufrir lesiones oculares.Tendría que ser en la campaña 1986-87, su decimoctava como jugador profesional de la NBA, la primera en la que los promedios anotadores de Abdul-Jabbar no superaran los 20 puntos por encuentro, quedándose en unos meritorios 17.5.El jugador musulmán, de casi 40 años, sí tendría no obstante una importante participación en los títulos de 1987 (Celtics) y 1988 (Pistons). Además, los Lakers era el primer equipo que repetía título desde Boston en 1969.“Es difícil que dos equipos (Los Angeles y Boston) prolonguen su rivalidad de la década de los cincuenta a la de los ochenta”, indicaría con asombro Abdul-Jabar, que concluía recordando que “la gente me habla todavía de las Series Finales contra los Celtics de 1984, 1985 y 1987”.En la búsqueda del tercer anillo consecutivo, Los Angeles Lakers llegarían a la Final ante los emergentes Detroit Pistons para caer por un contundente cuatro a cero. En esa campaña, la 1988-89, Abdul-Jabbar obtendría los promedios más bajos de toda su longeva carrera deportiva, con 10.1 puntos por partido, y bajaría por primera vez del 50 % en los tiros de campo (47.5 %).La retirada de Kareem Abdul-Jabbar marcaría el inicio del final de una era en la NBA. Finalizaría su carrera como máximo anotador de Todos los Tiempos, con 38.387 puntos (24.6 por partido), tercero de la historia de la Liga en rebotes, con 17.440 (11.2 p.p.), segundo en tapones, con 3.189, y un porcentaje del 55.9 % en los tiros de campo a lo largo de sus 20 años (primer jugador en disputar ese alto número de temporadas).Asimismo, llegaría a disputar un total de 1.560 partidos en la Liga, segunda mejor marca de la competición, sólo superado por los 1.611 de Robert Parish. Fue tal el poderío de Abdul-Jabbar a lo largo de dos décadas que sería capaz de lograr dobles figuras en 787 encuentros y de dar 5.660 asistencias (3.6 p.p.), un más que excelente registro para un pívot.Además, había conquistado seis títulos de campeón y también en seis ocasiones había sido galardonado con el premio de MVP de la temporada. Abdul-Jabbar manifestaría entonces con cierta ironía que “los ochenta me han ayudado a resarcirme de los setenta”. Nadie ha conseguido más puntos en los ‘play-offs’ que el pívot musulmán (5.762) ni anotado o intentado más tiros de campo.“He sobrevivido a todos mis críticos”, expondría el considerado por muchos como el mejor pívot de la historia de la competición, que agregaría: “En el momento de mi retirada, todos me ven como una institución. Cosas que cambian. Hasta mi adiós al baloncesto no me he dado cuenta de a cuántas personas había influido con mi juego”.Muchos grandes jugadores posteriores tendrían a Abdul-Jabbar como principal referencia. Durante la campaña 1988-89, su última como jugador profesional de baloncesto, Kareem Abdul-Jabbar sería homenajeado de una forma calurosa en cada uno los pabellones de la Liga. “No tenía ni idea de toda la gente que conocía hasta el momento de mi retirada”, comentaría con sorpresa.Durante la ceremonia de la retirada de su camiseta con los Lakers, en marzo de 1990, Abdul-Jabbar expondría hacia los aficionados angelinos que “es maravilloso poder compartir este momento, hemos crecido juntos todas estas temporadas, compartiendo buenos y malos momentos, a apreciar lo que es este deporte y lo que nos ha dado. Sólo quiero dar las gracias a los aficionados”.“Nunca hubiera sido quien soy de no haber jugado con la gente con la que jugué, gente que son, además, mis amigos. Quiero agradecérselo desde el fondo de mi corazón. Esta gente con la que he topado me ha hecho sentir que lo que estaba haciendo era lo correcto”, concluiría un emocionado Abdul-Jabbar.Después de ejercer durante algún tiempo como técnico ayudante del otro conjunto de Los Angeles, los Clippers, y de mantenerse en el anonimato debido a su carácter huraño, en la actualidad es técnico asistente (ojeador) del equipo de su ciudad natal, Nueva York. Kareem Abdul-Jabbar con anterioridad había entrenado a los Oklahoma Storm, de la USBL.La llegada de Abdul-Jabbar a los Knicks de New York había sido requerida por su amigo y antiguo rival Isiah Thomas, actual presidente de la franquicia neoyorquina. “Isiah está intentando juntar a la gente apropiada y creo que puedo ayudar”, expondría el legendario ex jugador de Los Angeles Lakers, que agregaría sobre su persona: “La gente tiene un concepto de mí y es complicado que me vean de otra forma. Piensan que soy huraño y poco comunicativo, pero no es mi caso y estoy aquí para demostrarlo”.Pero poco duraría en el equipo de su ciudad, al fichar como entrenador asistente especial de Los Angeles Lakers, dirigidos desde el banquillo por Phil Jackson (uno de los diez mejores entrenadores de la historia), el 2 de septiembre de 2005. De esta forma, Kareem Abdul-Jabbar regresaba finalmente al equipo de sus mayores éxitos.Durante su carrera baloncestística y a la conclusión de la misma, Abdul-Jabbar participaría en diferentes y numerosas actividades extradeportivas, como son colaborar en algunas exitosas películas de Hollywood o relacionarse con el maestro de las artes marciales Bruce Lee. Asimismo, trabajaría como periodista deportivo, escribiría dos libros e incluso se atrevería a producir una película.Kareem Abdul-Jabbar sería seleccionado para el Salón de la Fama en 1995.
Galardones más destacados de Kareem Abdul-Jabbar:- Campeón de la Liga (1971, 1980, 1982, 1985, 1987 y 1988).- MVP de la Liga (1971, 1972, 1974, 1976, 1977 y 1980).- MVP de las Finales (1971 y 1985).- Seleccionado para el Primer Equipo de la Liga (1971, 1972, 1973, 1974, 1976, 1977, 1980, 1981, 1984 y 1986).- Seleccionado para el Segundo Equipo de la Liga (1970, 1978, 1979, 1983 y 1985).- Seleccionado para el Primer Equipo Defensivo de la Liga (1974, 1975, 1979, 1980 y 1981).-Seleccionado para el Segundo Equipo Defensivo de la Liga (1970, 1971, 1976, 1977, 1978 y 1984).- ‘Rookie’ del Año (1970).- Máximo anotador de la historia de la NBA (38.387 puntos).- Participó en 18 All-Star Games (1970, 1971, 1972, 1974, 1975, 1976, 1977, 1979, 1980, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987, 1988 y 1989).- Seleccionado para el Salón de la Fama (1995).


Charles ‘Fat’ Barkley













Charles Wade Barkley, una auténtica fuerza de la naturaleza, sería uno de esos grandes jugadores de la Liga marcados por un desafortunado destino: siempre estaría cerca de conquistar el campeonato, pero, por distintas y desafortunadas circunstancias, se retiraría sin el preciado anillo de campeón, pese a intentarlo con ahinco a lo largo de más de 15 temporadas.‘El Gordo’ Barkley, uno de los pocos jugadores interiores capaz de robar un balón en su propia cancha y acabar la jugada con un mate, sería seleccionado por los Philadelphia 76ers en 1984, un año después del glorioso campeonato conquistado por el conjunto de Pennsylvania – liderado por entonces por Moses Malone y Julius Erving -.Además, disputaría su única Final de la NBA en 1993, con los Phoenix Suns, en la que sería derrotado por 4-2 por los poderosos Chicago Bulls de Michael Jordan y Scottie Pippen, a pesar de ser los favoritos y contar con el factor cancha a favor.Por último, Barkley ficharía por los talentosos Houston Rockets – que contaban en sus filas con Hakeem Olajuwon y Clyde Drexler – un año después de que la franquicia tejana conquistara dos títulos consecutivos de la NBA, en 1994 y 1995.Nacido en Leeds (Alabama) el 20 de febrero de 1963 bajo la tutela de una familia humilde, “algo que me marcaría a lo largo de toda mi carrera”, Charles ‘Fat’ (El Gordo) Barkley se formaría como jugador y persona durante sus tres años académicos en la Universidad de Aurburn (Michigan), donde sería conocido por su capacidad reboteadora (9.6 capturas por encuentro de media) a pesar de no alcanzar ni siquiera los dos metros de altura.En este sentido, en su último año académico, en la temporada 1983-84, sería nombrado Mejor Jugador del Año de la Conferencia Sureste, pero este reconocimiento no le serviría para que Bobby Knight, entrenador de la Universidad de Indiana y de la selección de los Estados Unidos, le seleccionara para disputar los Juegos Olímpicos de Los Angeles’84.Sin embargo, Barkley, al que muy pocos conocerían de una forma íntima, ya desde sus inicios se mostraría positivo al comentar que “la vida no se acaba cuando ocurren cosas malas: tienes que sacártelas de la cabeza y volver al tajo”. Pese a no completar su periplo universitario, daría el salto a la NBA y sería seleccionado por los Philadelphia 76ers con el número 5 del ‘draft’ de 1984.En este histórico conjunto coincidiría en sus primeros años con dos de los mejores jugadores de Todos los Tiempos, el alero Julius Erving y el pívot Moses Malone, de los que aprendería numerosos conceptos del juego.A su llegada a la NBA, Barkley, un ala-pívot de apenas 1.94 m (aunque oficialmente 1.97 m) que combinaba talento y una gran fortaleza física, no tenía buenos hábitos de trabajo y sería Malone el que le inculcaría una mayor capacidad de sacrificio, mientras el ‘Dr. J’ se convertía en su tutor mental.“Si estás con buena gente siempre te pueden ayudar”, explicaría el ala-pívot, quien trabajaría muy duro a lo largo de sus primeras campañas. Barkley era sin duda el jugador más anormal de la historia de la competición: pese a su escasa estatura, jugaría a un grandísimo nivel dentro de la zona, dominando a rivales mucho más altos que él.Sus primeros años en los Sixers fueron explosivos, con mucha vitalidad en todo su juego. No era extraño verle coger el rebote de una forma agresiva, atravesar botando toda la cancha y machacar el aro contrario. Todo ello le valió para ser seleccionado en el Equipo de ‘Rookies’, con unos aceptables promedios de 14 puntos y 8.6 rebotes.Pese a ello, el conjunto de Pennsylvania ya no llegaría a cotas tan altas como las conseguidas a principios de la década de los ochenta, alcanzado como máximo logro la Final de la Conferencia Este en 1985, en la que perderían con facilidad, 4-1, frente a los Boston Celtics.Pronto demostraría su talento en el rebote, colocándose segundo de la Liga con 12.8 por partido en su segunda temporada en la NBA, la 1985-86. Tan sólo un año después, Barkley ya se había convertido en el indiscutible rey debajo de los tableros, con 14.6 de media. Sin embargo, los Sixers se habían transformado en un equipo sin aspiraciones al título y serían eliminados en la primera ronda de los ‘play-offs’ por los Milwaukee Bucks en cinco partidos.Con la marcha de Malone a los Washington Bullets en 1986 y la retirada de Erving un año más tarde, Barkley se convertiría en el único líder del equipo. El propio Julius Erving no dudaba que debía ser Barkley el que tomara su testigo y así lo expresaba al decir que “veía a Charles con el mismo ‘role’ que había tenido yo años atrás en los Sixers: la clásica persona de la cual el mundo espera cosas”. Además, era un jugador al que le encantaba conectar con los aficionados, hacer que disfrutasen: hablaba y se reía con ellos. Pero también con los propios rivales.Su poderoso juego al poste bajo gracias a su enorme trasero, con el que hacía recular a sus rivales, le convertía en uno de los jugadores más temibles de la competición, y así le consideraba Bill Walton cuando decía que “Barkley es como ‘Magic’ (Johnson) o Larry (Bird), juega en todas las posiciones: es un poderoso reboteador, un buen jugador defensivo, buen tirador de tres puntos, dribla bien y puede jugar de base”.En la campaña 1987-88 Barkley ya era, sin duda, una superestrella de la Liga, siendo cuarto en anotación, con 28.3 puntos por encuentro. Estos méritos le supondrían la primera de sus cinco inclusiones en el Primer Equipo de la Liga, cuatro de ellas de una forma consecutiva, entre 1988 y 1991 (además, en 1990, finalizaría segundo en la votación por el MVP tras ‘Magic’ Johnson).Pero su impetuoso carácter era, muy a menudo, su máximo enemigo, aunque esa misma personalidad le hacía ser uno de los jugadores más populares. Vivía la vida igual que jugaba al baloncesto, con intensidad y brutal honestidad. “Mi personalidad en la cancha me ha llevado hasta aquí y no creo que tenga que cambiarla”, confesaría el ala-pívot, que también aseguraría que sólo le interesaba ganar.Tras unas malas temporadas, en las que el equipo de Philadelphia no conseguiría, en alguna de ellas (1991-92), ni tan siquiera clasificarse para los ‘play-offs’, Charles Barkley, que había sido el líder de los Sixers durante gran parte de sus ocho temporadas en el equipo – “únicamente había una jugada, pasarme el balón lo antes posible” -, solicitaría ser traspasado a un equipo con más aspiraciones al título. “Sólo quiero ganar”, repetiría una y otra vez.Y es que los últimos años en Pennsylvania habían estado llenos de problemas, como en un encuentro disputado en New Jersey, donde a la finalización del choque golpeó a una periodista y la lanzó al medio de la pista. Con posterioridad Barkley, que siempre estaba en el ojo del huracán por una u otra razón, mantendría una buena amistad con la chica y con su familia.Lo más positivo de esas campañas con los Sixers eran sus constantes selecciones para el Primer Equipo de la Liga y el MVP que lograría en el ‘All-Star Game’ de Charlotte en 1991 tras conseguir 17 puntos y 22 rebotes. Lo más negativo, los malos resultados de Philadelphia, que se había convertido en una equipo mediocre de la NBA.En el verano de 1992, y antes de arrasar en los Juegos Olímpicos de Barcelona con el originario ‘Dream Team’ - a los que lideraría en anotación con una más que aceptable marca de 18 puntos por encuentro -, la franquicia de Pennsylvania le traspasaría a los Phoenix Suns el 17 de junio a cambio de Jeff Hornacek, Tim Perry y Andrew Lang.La experiencia olímpica renovaría el espíritu de Barkley, que calificaría esa cita como lo más grade jamás vivido, “superior” incluso a un hipotético anillo que nunca llegaría. “Viajábamos como si fuéramos Los Beatles, rodeados de miles de personas, era increíble”, recordaría el polémico jugador, que añadiría sobre sus compañeros: “Si eres buen jugador y te rodeas de buenos jugadores, todo será mucho más fácil”.Sería en esa época de su carrera deportiva cuando se comenzaría a calificar a Barkley como un jugador demasiado fanfarrón, llegando a humillar incluso a sus contrincantes. “Creo que nadie puede pararme”, “He conseguido más que el 99 % de los jugadores”, “¿Angola? Sólo sé que tiene un problema: va a perder” o “Ni llegamos a pensar en perder la medalla de oro en los Juegos Olímpicos” son una pequeña muestra de la facilidad de ‘Sir’ Charles para menospreciar al rival.En su primera temporada en el conjunto de Arizona, ‘Fat’ Barkley, nombrado esa misma campaña MVP de la Liga por primera y única vez en su carrera deportiva, estaría a punto de lograr el objetivo más preciado, el campeonato. El ala-pívot de los Suns había sido premiado con el galardón de mejor jugador de la temporada tras promediar 25.6 puntos y 12.2 rebotes por encuentro.Después de realizar una excepcional ‘regular season’, con récord de la franquicia incluido (62-20), los Phoenix Suns - que contaban en sus filas con grandes jugadores que secundaban a Barkley como Kevin Johnson, Dan Majerle, Danny Ainge o Danny Maning - realizarían unos extraordinarios ‘play-offs’ en la Conferencia Oeste, sobresaliendo una extraordinaria lucha en la Final de Conferencia ante los Seattle SuperSonics.El excelente séptimo partido de Charles ‘Fat’ Barkley en esa eliminatoria, con 44 puntos y 24 rebotes en uno de los mejores encuentros de su carrera, llevaría a los Suns a disputar la Final de la NBA con los actuales campeones, los Chicago Bulls de Michael Jordan y Scottie Pippen.Pero el conjunto de Illionis se mostraría infranqueable - con un Jordan que superaría el récord de promedio anotador en una Final de la NBA con 41 puntos por partido - y les derrotarían por 4-2. El triunfo de los Bulls rompería el pronóstico del propio Barkley, que había anunciado con una sonrisa en los labios la víspera del primer encuentro que “Dios quiere que ganemos un título, hablé con Él anoche”.Esta derrota supondría un punto de inflexión en la carrera de Charles Barkley y, en su consecuencia, en las aspiraciones al título de los Phoenix Suns. “Creía de verdad que este año íbamos a ganar el campeonato”, confesaría. El poderoso ala-pívot sufriría a continuación constantes lesiones en su espalda, que limitarían su potencial e incluso le harían pensar en una prematura retirada. Además, el conjunto de la capital de Arizona perdería a jugadores claves dentro de su esquema de juego.Pronto se vería que los Suns no podrían optar al título sin la máxima participación de su jugador-franquicia, además de contar con uno de sus principales handicaps: la no presencia en el equipo de un pívot poderoso que pudiera frenar al ‘center’ de los Houston Rockets, Hakeem Olajuwon, auténtico dominador de la Liga tras la primera y precipitada retirada de Michael Jordan, su principal rival pero uno de los mejores amigos de Barkley fuera de las canchas.Una de las mayores decepciones de Barkley llegaría en los ‘play-offs’ de 1995. Después de una nueva gran temporada, conquistando la División del Pacífico con 59 triunfos por 23 derrotas, los Phoenix Suns caerían ante los vigentes campeones, los Houston Rockets en las Semifinales de la Conferencia Oeste por 4-3 tras ir liderando la eliminatoria por un claro 3-1.Conocido por su capacidad anotadora y reboteadora, Barkley se definiría además siempre como un excelente pasador, con una media de casi cuatro asistencias (3.9) por partido a lo largo de su carrera profesional. ‘Fat’ Barkley sería un auténtico ganador, pero también deseaba hacer disfrutar a la gente: “No hay mejor sensación que hacer feliz a la gente durante un par de horas, así como disfrutar de los compañeros en el vestuario”.A pesar de su baja estatura, sería, junto a Karl Malone, el mejor ala-pívot de la Liga durante las dos décadas de los ochenta y de los noventa, y pertenecería al selecto grupo de jugadores capaces de superar los 20.000 puntos, 10.000 rebotes y 4.000 asistencias a lo largo de sus años como jugadores de la NBA – sólo tres jugadores más, Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain y el mencionado Karl Malone integran este selecto grupo -.Aparte de eso, Barkley conseguiría una marca que sólo el gran Chamberlain había logrado muchos años antes: amasar más de 23.000 puntos, 12.000 rebotes y 4.000 asistencias. Sin embargo, ‘El Cartero’ Malone también alcanzaría esos excepcionales registros. Estos dos ejemplos son una muestra más de la globalidad del juego de ‘El Gordo’ Barkley, así como de sus ansias de victoria.A los 33 años de edad y después de repetir experiencia olímpica en Atlanta’96 - con un segundo oro para su palmarés -, Charles Barkley sería traspasado de los Phoenix Suns a los Houston Rockets el 19 de agosto de 1996 a cambio de cuatro jugadores: Robert Horry, Sam Cassell, Chucky Brown y Mark Bryant. “Si no puedes batirles, únete a ellos” sería la máxima de ‘El Gordo’ Barkley para justificar el traspaso.En el conjunto tejano, que buscaba con el fichaje de Barkley tener de nuevo opciones al campeonato, se uniría a otras dos grandes estrellas de la Liga como Hakeem Olajuwon y Clyde Drexler, aunque los tres coincidirían en el ocaso de su carrera.En su primer año en los Rockets, Barkley realizaría una excelente temporada, con unos promedios de más de 19 puntos y 13.5 rebotes por encuentro (segunda mejor marca de su carrera), siendo uno de los líderes que llevaría al equipo a disputar la Final de la Conferencia Oeste ante los Utah Jazz, que les derrotarían 4-2 en una disputada eliminatoria.Los problemas con las lesiones marcarían su segunda temporada en Houston, que limitarían enormemente su participación en la temporada regular. Esto haría que la campaña de los Rockets, la última de Drexler como profesional, fuera mediocre, finalizando en octava plaza de la Conferencia Oeste. En la primera ronda de los ‘play-offs’, ante los Utah Jazz, estarían a punto de sorprender a los actuales subcampeones de la NBA, forzándoles a disputar el quinto partido.En la temporada del lock out (cierre patronal), los Houston Rockets verían reforzada su plantilla con la incorporación, procedente de los campeones Bulls, de Scottie Pippen y la afortunada selección en el ‘draft’ de jóvenes promesas como Cuttino Mobley y Michael Dickerson.Pese a las enormes expectativas creadas en el conjunto de Texas, el pésimo rendimiento de Pippen y los continuos conflictos dentro del vestuario provocado por el enorme ego de tres de los mejores jugadores de la historia de la Liga, harían que los Rockets sólo pudieran finalizar en la quinta plaza de la Conferencia Oeste, donde serían eliminados con facilidad por Los Angeles Lakers por 3-1 en la primera ronda de los ‘play-offs’.Al inicio de la temporada 1999-2000, Barkley anunciaría que ésa sería su última como jugador profesional de baloncesto. Sin embargo, el destino le jugaría de nuevo una mala pasada al causarle una grave lesión en una de sus rodillas el 8 de diciembre en un partido disputado en Philadelphia.“Dios quiso que iniciara mi carrera en la NBA en Philadelphia y que la finalizara en el mismo sitio. Ha sido un mensaje divino”, comentaría Barkley poco después de lesionarse, antes de agregar: “Soy feliz con mi vida, muy feliz. Y creo que personas que han ganado anillos cambiarían su lugar por el mío”. Con la ausencia de Charles Barkley y con Hakeem Olajuwon lesionado gran parte de la temporada, el peso del equipo recaería en manos del talentoso base novato Steve Francis.Al final de la ‘regular season’ de esa misma campaña y, pese a los deseos de poder disputar los últimos encuentros para poder retirarse jugando - llegaría a disputar seis minutos en el último encuentro de los Rockets de la temporada, pudiéndose despedir así con los mismos honores que los grandes jugadores -, Charles Barkley firmaría un contrato como comentarista de una televisión norteamericana. No en vano, Barkley siempre se caracterizaría por sus ingeniosos comentarios acerca del juego, de sus rivales e, incluso, de sus propios compañeros.Una de sus más célebres frases sería: “Los ex equipos son como las ex novias: no puedes volver a ellas, pero siempre las llevas en el corazón”. ‘El Gordo’, al que le costaría muchísimo tomar la decisión de retirarse debido a que “he estado jugando al baloncesto a un gran nivel desde que tenía 17 años”, admitiría al final de su carrera los numerosos problemas que le causó “decir la verdad”, aunque fiel a su estilo comentaría que “si se tiene problemas por ello, puedo vivir con eso: estoy orgulloso de todo lo que he hecho porque he sido sincero”.‘El Gordo’ Barkley se retiraría del baloncesto profesional con 1.073 partidos disputados, en los que acumularía 23.757 puntos (22.1 p.p.) y 12.546 rebotes (11.7 p.p.), así como una más que aceptable marca en asistencias: 4.215, casi cuatro (3.9) por encuentro. Poco después, crearía la Charles Barkley Foundation, centrada en la educación de los jóvenes más desfavorecidos, e incluso escribiría diversos libros sobre sus experiencias personales.A principios del año 2001, los Philadelphia 76ers anunciaban la retirada de la camiseta número 34 de Charles Barkley. Estos actos se celebrarían el 30 de marzo de 2001 en un partido disputado ante los Golden State Warriors. “Ha sido uno de los días más felices de mi vida”, aseguraría Barkley durante la ceremonia.“Los años que pasé en Philadelphia fueron muy especiales para mí y si llego a estar en el Salón de la Fama es por haber sido un Sixer. Ahora mi camiseta estará al lado de la de otros grandes jugadores de Todos los Tiempos como Wilt Chamberlain, Julius Erving y Maurice Cheeks. Lo considero un honor increíble”, comentaría ‘El Gordo’ después del anuncio efectuado por su primer equipo en la Liga.En marzo de 2001, unos rumores surgidos en la revista deportiva Sports Illustrated decían que Barkley estaría dispuesto a volver a las pistas para jugar en los Washington Wizards y con Michael Jordan como compañero de equipo. “Estoy pensando en volver a jugar. Si consigo ponerme en forma y estoy sano volveré la próxima temporada… pero sólo si puedo ser útil a algún equipo”, diría.Sin embargo, “mi decisión es independiente a la de Jordan”, continuaría comentando Sir Charles, que ya había un estricto régimen – llegaría a pesar 153 kilos - para recuperar su mejor estado físico. No obstante, Charles Barkley anunciaría a principios de julio de 2001 que renunciaba definitivamente a volver a jugar por dos razones: su sobrepeso y no sentirse preparado para enfrentarse a los mejores jugadores de la Liga.De la misma forma como hicieron los Philadelphia 76ers, los Phoenix Suns, a los que Barkley llevaría a disputar la segunda Final de su historia, también quisieron homenajear a Barkley con la retirada de su camiseta el 20 de marzo de 2004 en el descanso de un encuentro disputado ante los Milwaukee Bucks.Nuevamente emocionado, como le había sucedido con el conjunto del estado de Pennsylvania, Barkley confesaría que “nunca olvidaré el tiempo que pasé en Phoenix”, mientras quiso recordarse de los aficionados de los Suns, que “hicieron que me gustase esta ciudad, me hicieron disfrutar del baloncesto porque este lugar (el America West Arena, la cancha de los Phoenix Suns) se convertía en eléctrico cada noche”.Casado con Maureen y padre una hija, Christiana, en la actualidad, ‘El Gordo’ Barkley es un afamado comentarista de la cadena de televisión TNT, después de que durante su carrera deportiva tuviera un programa semanal de radio.
Galardones más destacados de Charles Barkley:- MVP de la Liga (1993).- Seleccionado para el Primer Equipo de la Liga (1988, 1989, 1990, 1991 y 1993).- Seleccionado para el Segundo Equipo de la Liga (1986, 1987, 1992, 1994 y 1995).- Seleccionado para el Tercer Equipo de la Liga (1996).- Seleccionado para el Equipo de ‘Rookies’ (1985).- Participó en once All-Star Games (1987, 1988, 1989, 1990, 1991, 1992, 1993, 1994, 1995, 1996 y 1997).- MVP del All-Star Game (1991).- Oro olímpico en Barcelona’92 y Atlanta’96.